Bienvenidos a la Realidad...

Sean bienvenidos a esta novela negra que irá avanzando poco a poco y en la que iré escribiendo capítulos a medida que hayan seguidores y me los vayan pidiendo. Espero que disfruten...

jueves, 20 de mayo de 2010

Camarera...Sírvame otra más... (Capítulo 8)

Las semanas siguientes fueron las mejores de mi vida, y de hecho, las recuerdo como si aún las estuviera viviendo, sobretodo la noche de Año Nuevo... cuando nos comíamos la pizza mirándonos a los ojos con una tierna mirada que nos alimentaba más que la propia comida. El tiramisú parecía salado después de sus labios. Pero lo mejor fue la "resaca" de amor del día siguiente, cuando nos dejamos llevar la noche anterior y amanecimos en la última roca del viejo ´muelle artificial, un muelle desierto, y cuyo mar hacía tiempo no veía imagen tan hermosa como la de esos momentos . Su nuca descansaba sobre mi fuerte brazo, y su mano yacía en mi pecho, quien parecía estar en sincronía con el suyo, una sincronía perfecta... Sus ojos se abrieron poco a poco, dejando ver sus ojos color melaza, tras un pequeño manto de color moreno, ese moreno que me recordaba las mañanas de verano...Cuando despertó amablemente la acompañé a su casa, delante de esta nos despedimos con un fugaz beso, ante la mriada de la gente. En aquel momento estaba embriagado, y viviendo en la mejor de las fantasías, el amor...


Amor... ¿qué significa esta palabra?... tiene que ser un sinónimo de ceguera...

Las semanas que sucedieron a esta noche, no supe mucho más de ella, solo que todas las noches se aparecía en mis sueños, y eso, los sueños, eran la mejor parte del día, y que cada noche deseaba que llegara para poder volver a revivir esos momentos de ternura y dulzura que proporcionaba el rozar de sus labios con los míos en mi mente...

Una noche mi viejo amigo Alex, de quien hacía ya cerca del mes que no sabía de él llamó al timbre preguntando por mi a mi madre, y diciéndole si podía salir aquella noche de sábado a una fiesta que organizaba la clase (todo mentira, ya que al final acabamos yendo al mismo bar donde jugábamos al billar, y donde dejaba que se mofara de "mi mala forma de jugar"... si el supiera...). No se porqué esa noche acepté, tal vez porque me apetecía darme una vuelta con él y saber de su vida, ya que en todas las vacaciones no había sabido nada de él, o por el simple hecho de ganarle una noche al billar. En verdad, creo que fue por lo segundo...

Ese viejo antro estaba abierto a las once de la noche y como muchos otros fines de semana no tenía pinta de cerrar sus puertas hasta bien entrada la noche. La misma camarera de siempre estaba en la misma barra, una barra pegajosa por la bebida derramada por los mismos borrachos de siempre quienes intentaban, a trancas y barrancas, acertar en la misma diana... Todo era igual aquella noche, salvo por una cosa, la mesa estaba ocupada por una pareja de alrededor nuestra misma edad, y quienes no dejaban de darse besos cómplices entre las sombras de aquel tugurio...

Alex y yo nos sentamos en la barra y pedimos lo de siempre, dos vodkas rojos con naranjada. Éstos posteriormente dieron lugar a dos mojitos y dos muertes súbitas. Había que hacer tiempo hasta que los amantes dejaran la mesa libre, aunque llevaban toda la noche con la misma partida, que a la hora y media finalizaron, dejándola a medias...

El chico me cedió el taco, y me dijo que tuveira más suerte que la que él había tenido, mientars que la chica se quedó hablando con Alex en la oscuridad. Era como si esos dos se conociesen de algo, aunque sin duda alguna sería algvo relevante, o por lo emnos así em lo hizo saber mientras jugábamos a intentar darle a la bola blanca, ya que aquella noche a ambos nos había subido más de la cuenta...

Una vez acabada esa partida de billar, la camarera nos invitó amablemente a abandonar el local aquella noche, ya que nuestro estado no era muy "agradable" a la vista.

Allí, en la otra esquina de la misma calle, Alex me dijo que nos fueramos para casa directamente, que ya era tarde, justo cuando vimos a los dos amantes de nuevo, dándose el lote sobre el tobogán de aluminio, sinceramente me supo muy mal por el chico, quien estaría pasando un frío terrible, aunque mezclada por al excitación de ese cálido momento...

Antes de acceder a la propuesta de irme a casa le dije a Alex de ir a beber agua a la fuente que había a la otra esquina de los columpios, y, justo cuando llegué a ésta, los amantes eprmanecieron silenciosos y sin moverse mirándome, sobretodo la chica de ojos color melaza y cuyo moreno cabello yacía sobre el pecho del chico...

Era ella... Era Sarah... Aquella noche recuerdo que fue el comienzo de mi pesadilla durante aquellas noches, y si, antes deseaba irme a dormir, ahora deseaba salir de fiesta con Alex para olvidarla...

Durante la vuelta se lo confesé todo a Alex, quien me invitó a un último trago en otro bar en el que también servían bebidas a menores. Tras esa ronda de tequilas solo recuerdo la canción que le sonaba a Alex en el móvil, y que dedicó a mi... Se titulaba Frankenstein de Marco Masini...

No hay comentarios:

Publicar un comentario